Nos vemos, sin fecha ni horario fijo, en algunas pantalla o sintonía radio italiana o española. Y lo mismo ocurre en medios escritos. Tengo la inmensa suerte de no depender de nadie, de no deber nada a nadie y de poder opinar libremente cuando y donde solo yo lo considere oportuno.
«Fatti non foste a viver come bruti, ma per seguir virtute e conoscenza»
«No habéis sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtud y conocimiento»
Dante Alighieri, "La Divina Commedia", Inferno - canto XXVI

martes, 14 de diciembre de 2010

(18) Cuando la muerte nos horroriza. Transitoriamente
Quando la morte ci fa inorridire.
Transitoriamente.

Es una vieja historia. Los periodistas nos “enamoramos” de un argumento, de una vivencia, de un acontecimiento o de un personaje de la actualidad, luego, a menudo en pocas horas o días, nunca más se supo de lo dicho o escrito. Y también - es esto lo que hoy quiero comentar a raíz de la vicisitud de una mujer iraní – ocurre que entre decenas, cientos, miles de historias parecidas en las que tendríamos que dar batalla, polarizamos nuestra atención hacia una de esas historias y pasamos olímpicamente de las demás.
  Sí, ya lo sé. Me dirán Ustedes que todo ocurre deprisa, que el espacio en los periódicos es limitado, que en la radio y en la tele también, y que todos los días acontecen cosas que solapan o toman el lugar de las anteriores. Pero la cuestión es: ¿Por qué en algunos casos aislados se mantienen foco, atención y tensión y de un gran número de otros casos, muy similares por gravedad, cuando no son más graves, no se escribe una sola palabra?
  Es de estos días – ya lleva en los medios unos meses – el caso de la iraní Sakineh Mohammadi Ashtiani, condenada a la lapidación bajo imputación de adulterio y del asesinato de su esposo. Bien, esta mujer – ya ocurre con frecuencia – constituye el caso aislado del que la prensa occidental se ocupa, lleva a portadas, implica a veces interesadamente a muchos políticos y emotivamente a lectores y telespectadores.
  Se habla, se escribe, se comenta, se levantan oleadas de indignación y también, en otro lado del drama, el poder que utiliza la vida de sus ciudadanos para sus fines políticos comienza un endiablado ballet con tira y afloja sobre la cabeza de un ser humano.
  Vuelvo a la cuestión inicial y repregunto: “¿Por qué los medios no mantienen una atención, una vigilancia y una tensión permanente y denuncian sistemáticamente la pena de muerte que se ejecuta o que incumbe sobre cientos, miles de personas, en muchos países?  Estoy mirando tanto a Oriente como a Occidente, al Norte y al Sur.
  A estas alturas, en el momento en que tenemos más que claros cuales son los derechos inalienables de los ciudadanos de este mundo, siguen sin ser suficientes las explicaciones-justificaciones sobre el espacio, el tiempo, la dificultad de mantener atención y tensión. Estamos hablando de vidas, de seres humanos. Y por hoy no insisto con otra pregunta, la que concierne los  países que denunciamos con gran facilidad y los que nos cuesta apuntar con el dedo, los titulares, las crónicas y los editoriales. A lo mejor porque algunos de esos países son también nuestros mercados, socios de muchos negocios y tienen más características que desaconsejan enfadarlos más de lo que la prudencia y el interés aconsejan.
  No me queda que proclamar que me siento Sakineh y también todas y todos los demás cuya vida depende de un capricho, de la política, de tradiciones, de macabros juegos o de la venganza social, que nada tiene que ver con la justicia.
  Y también se me escapa un murmullo: “Periodistas, conciencia crítica de la sociedad. Depende”.

(In attesa di traduzione)

2 comentarios:

  1. Aqui habría que hablar también de autocensura, de no querer molestar a los mercados emergentes, a los que nos venden el petróleo, etc.
    Lo demás es sensacionalismo. No me creo la conmoción de una redacción cuando "adopta" a un o a una víctima de barbaries. Se trata de titular, atraer a los lectores y olvidar. No señores, eso no es periodismo, es negocio.
    Guillermo Berdún

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  2. Es verdad,a menudo leemos de historias, más bien tragedias, que parecen escritas con emoción. Pero, no sabría explicarlo, se me queda la duda de si hay rutina y cinismo. Vamos, que en realidad se trata de aprovecharse de los sentimientos de mucha gente porque eso vende.
    Felicidades.
    Marisa

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