Nos vemos, sin fecha ni horario fijo, en algunas pantalla o sintonía radio italiana o española. Y lo mismo ocurre en medios escritos. Tengo la inmensa suerte de no depender de nadie, de no deber nada a nadie y de poder opinar libremente cuando y donde solo yo lo considere oportuno.
«Fatti non foste a viver come bruti, ma per seguir virtute e conoscenza»
«No habéis sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtud y conocimiento»
Dante Alighieri, "La Divina Commedia", Inferno - canto XXVI

domingo, 2 de enero de 2011

(26) Humo y otras (in)coherencias
Fumo ed altre (in)coerenze

Acabo de poner en página, en mi periódico, una crónica del primer día de la nueva ley española que prohíbe fumar en lugares públicos. Pues sí, la España del “prohibido prohibir” se pone dura, casi talebana, contra este vicio que causa estragos. De las drogas, del botellón adolescente, tolerado por políticos y padres a menudo con una sonrisa cómplice, ya se hablará otro día. Casi siempre con indulgencia.
  Pues recuerdo las innumerables polémicas, ese guadiana que de vez en cuando vuelve  a los titulares y a las pantallas despotricando, con estadísticas y comentarios sesudos, contra el vicio de aspirar profundamente para luego dibujar nubes de humo alrededor de la cabeza.
  Recuerdo también muchas imágenes de redacción. De redacciones. De compañeros y compañeras que inhalaban y siguen inhalando profundamente, para luego soltar el párrafo durísimo, la entradilla apocalíptica. Contra el vicio social, naturalmente. Un vicio estúpido que yo mismo oficialmente he dejado, aún confesando algunas esporádicas indulgencias y mucha morriña.
  No, no estoy criticando el fondo de la cuestión. Sólo estoy pensando en el fanatismo de algunos y en la hipocresía de otros. Pienso en esta profesión que sigue más el momento y las modas que el fondo de las cuestiones y cuando lo sigue muy a menudo no se lo cree hasta el fondo. Como ocurre con el tabaquismo y muchos más ...ismos.
Ho appena mandato in pagina, nel mio giornale, una cronaca sul primo giorno della nuova legge spagnola che proibisce fumare in tutti i luoghi pubblici. Già, la Spagna del “proibito proibire” si fa dura, quasi talebana, contro questo vizio che causa autentiche stragi. Delle droghe, del fenomeno del “botellón” tra gli adolescenti, tollerato da politici e genitori spesso con un sorriso complice, si parlerà un altro giorno. E quasi sempre con indulgenza.
  Ricordo gli innumerevoli dibattiti, quei toni polemici che intermittentemente tornano sui titoli o sui teleschermi sparando a zero, con statistiche e commenti profondi, contro il vizio di aspirare profondamente per poi disegnare nubi di fumo attorno alla testa.
  Ricordo pure molte immagini di redazione. Di redazioni. Di colleghi e colleghe che inalavano e continuano a inalare profondamente, per poi esalare il capoverso durissimo, lo speech apocalittico. Contro il vizio sociale, naturalmente. Un vizio stupido che io stesso ufficialmente ho abbandonato, anche se confesso alcune sporadiche indulgenze e molta nostalgia.
  No, non sto criticando il fondo della questione. Sto solo pensando al fanatismo di alcuni e all’ipocrisia di altri. Penso a questa professione che segue più il momento e le mode che il fondo delle questioni e quando lo segue molto spesso non ci crede fino in fondo. Come accade con il tabagismo e con molti altri ...ismi.

1 comentario:

  1. Anónimo6/1/11 20:24

    Si hay algo que se ve, más en la tele que el la prensa escrita, es cuando el periodista no cree en lo que dice o escribe.
    Pero esto no es nuevo, me parece. Lo que sí observo es que a menudo cuanto más duro se pone un periodista en pantalla, luego, buceando en la web, su comportamiento privado no se corresponde con lo que dice con vehemencia.
    A ver si es la cátedra (la pantalla o la columna impresa) la que solemniza y endurece.
    Este blog es un chollo de sensatez, Sr. Josto. Le sigo la pista desde hace años en radio y televisión y me parece que es Ud. un profesional como hay pocos. Por la seriedad no reñida con la amenidad.
    Saludos desde Valencia.
    Marta Gómez

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