Nos vemos, sin fecha ni horario fijo, en algunas pantalla o sintonía radio italiana o española. Y lo mismo ocurre en medios escritos. Tengo la inmensa suerte de no depender de nadie, de no deber nada a nadie y de poder opinar libremente cuando y donde solo yo lo considere oportuno.
«Fatti non foste a viver come bruti, ma per seguir virtute e conoscenza»
«No habéis sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtud y conocimiento»
Dante Alighieri, "La Divina Commedia", Inferno - canto XXVI

lunes, 4 de junio de 2012

(149) Pobre Europa si nuestra mente no sale de la pequeña aldea. Y ¡ay de nosotros!…
Povera Europa se la nostra mente non esce dal villaggio. E poveri noi…

A trompicones, con una retahíla de parches para salir del paso, encadenando problemas y preparando desastres, alimentando falsas esperanzas y proyectando ilusiones.
   Así seguimos, y me temo que seguiremos, entre altibajos, por el camino que, con la latente o activa complicidad de todos y de cada uno, no nos llevará muy lejos.
   Y seguiremos así hasta que la mayoría de los que poblamos Europa sigamos identificándonos más por lo que leemos en la portada de nuestro pasaporte, por nuestra propia nación o, peor aún, por un territorio más pequeño o por la aldea natal.



  

   En momentos de crisis buscamos las explicaciones en los egoísmos y en los nacionalismos económicos. Pero olvidamos, o queremos olvidar, que el nacionalismo económico es sólo un aspecto del nacionalismo a secas.
   No es cuestión de renegar de quienes somos y de dónde venimos. Es más bien cuestión de saber dónde estamos y hacia dónde queremos ir.
   De lo contrario, me temo que seguiremos viajando desde muchos sitios a ninguna parte.
   El primer paso para construir Europa es no sólo declararse, sino también sentirse profundamente europeos. Continentales. Aunque para algunos casi nos quede como un concepto y un espacio todavía pequeño.


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