Nos vemos, sin fecha ni horario fijo, en algunas pantalla o sintonía radio italiana o española. Y lo mismo ocurre en medios escritos. Tengo la inmensa suerte de no depender de nadie, de no deber nada a nadie y de poder opinar libremente cuando y donde solo yo lo considere oportuno.
«Fatti non foste a viver come bruti, ma per seguir virtute e conoscenza»
«No habéis sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtud y conocimiento»
Dante Alighieri, "La Divina Commedia", Inferno - canto XXVI

miércoles, 28 de octubre de 2015

(224) “Soy periodista, no una p...”. A lo mejor ya es hora de decirle la verdad a mi madre
”Sono giornalista, non una p......”. Forse è il momento di dire la verità a mia madre



Sólo unos breves apuntes. No voy a disertar mucho sobre algo que es recurrente entre muchas personas que intentan tomarse en serio su actividad, sobre todo si esta procede de una inicial vocación y de ideas en aquel entonces bastante claras y determinadas. Hoy, después de una vida profesional, una larga e intensa vida, con y en el periodismo, cada día más se me insinúa una pregunta: ¿Sería periodista si tuviera que escoger hoy?

Confieso que no tengo una respuesta definitiva. Las que si me embargan, y siempre más, son las dudas. Y estas se alimentan vorazmente de todo lo que veo, escucho y leo, de gran parte de lo que mi profesión produce cada día en más cantidad y amplitud, pero también – es mi opinión – que suscita muchas más perplejidades de las que pude tener años y décadas atrás.

Ya sé. Se dirá “Mira al nostálgico”, “Otro que se cree eso de que cualquier tiempo anterior fue mejor”, “Vaya con el vejestorio...”. Pues no, lejos de mí darme un baño de estériles nostalgias, porque soy de los que creen que se camina hacia delante, que es el único sentido posible a lo largo de la vida. Ahora bien, la cuestión reside en cómo, con quién y con qué bagaje se camina por los senderos de la vida. Y por lo que se refiere a veteranía, edades, etc., les ahorro la respuesta que me llevaría a cachondearme, y sería lo de menos, haciendo comparaciones por experiencia, edad, “aggiornamento” y estar “al loro”, por lo menos en posición de escucha con los tiempos, estos tiempos.

Si uno mira alrededor, sin embargo, y tiene memoria desde bastante atrás, hay algo que salta a la vista. Si un tiempo era más posible resistir a las corrientes dominantes, hoy impera el conformismo, da igual si en un extremo o en otro del espectro ideológico. Si un tiempo se podía pensar y escribir “yo con eso no trago aunque se haya puesto de moda” y aparezca como lo "políticamente correcto", hoy cuesta una barbaridad, muchos se amoldan y mimetizan, y ¡hala! a escribir y difundir como Vicente, porque es donde va la gente.

Recuerdo cuando católicos, hasta obispos, escribían sin escándalo alguno – hablo de Italia – en “L’Unità”, diario del mayor partido comunista de Occidente, y mantenían sin problemas sus propias ideas. Así mismo recuerdo que era frecuente que ateos convencidos y militantes opinaran en las columnas de “Famiglia Cristiana” y otros medios claramente confesionales. He ido a la religión y a la política para ofrecer ejemplos con cierta fuerza, pero lo mismo podría decir en el ámbito estrictamente ideológico laico.

Hoy eso ya se hace muy cuesta arriba. Sí, claro que en muchos medios de aquí y de allá hay presencia de algunos que discrepan de otros. Pero... Pero muy a menudo el que mantiene con fuerza su disenso aparece como colocado allí casi para poder decir: “¿Lo ven? Somos plurales. Aquí caben todas las ideas”. Ya, y las tragaderas de muchos destinatarios de la información y opinión contribuyen con su voraz pasividad y conformismo a esa mistificación de masas.

¿Decía conformismo? Pues sí, el leit motiv, la columna musical que acompaña estos nuestros tiempos. Donde todo es homologable y se homologa. Y si no se acepta ese “pensamiento único” o “teoría dominante”, en la profesión estás perdido. Eres una mosca blanca molesta que recibirá muchos golpes y tendrá que sobrevivir dando volteretas a lo “Patrulla Águila”. O plantarte – heroicidad rara y suicida y arriesgarte a tener que decir “no” tantas veces como es necesario para que dejen de hacerte preguntas. Ya se está fuera del mundo, se es una “rara avis” que vuela fuera del cielo común y abarrotado de la sociedad conformista.

Me estaba refiriendo a ideas, al derecho individual a pensar y discrepar, a poder expresar en el periodismo la propia individualidad sin que al autor le marquen con fuego en la mejilla o le tatúen un símbolo de la marginación en la mano con la que escribe.

De las prisas, de la superficialidad y de la pérdida de sensibilidad con los seres humanos carnes y carnaza de nuestras noticias y opiniones, mejor no hablar. La deontología, que se mantiene en muchos, el pathos y el ethos, y muchos más ingredientes del ser humano digno de este adjetivo, brillan por su merma, en cantidad y profundidad. En otra ocasión me detendré en esa deriva del “todo vale” que impera en mi profesión.

Que quede claro: no generalizo, pero sí es esta una gran diferencia con “el ayer”, tiempos que, sin duda, tuvieron sus carencia y errores. Otros. Y puestos a sopesar, yo personalmente tengo pocas dudas.

Volviendo al principio, ¿decidiría hoy otra vez ser periodista? No lo tengo claro, aunque mi pulsión en la comunicación y en el intercambio de ideas es muy fuerte y todo me hace suponer que “caería” otra vez en la vocación que se expresa en esta profesión. Aunque, si un tiempo se bromeaba con esa frase “a mi madre le he dicho que soy p..., pero no me atrevo a confesarle que soy periodista”, en algunos momentos dan ganas de rescatarla por su creciente actualidad.

Mi última firma en plomo, linotype
¿Apaga y vámonos? No. Sencillamente estaba pensando un momento, uno más, en voz alta. Colegas: voy hacia el paredón. ¡Carguen y apunten!

* No me he releído mucho. A lo mejor habrá algún que otro gazapo. La verdad, es lo último que en este contexto me preocupa.

5 comentarios:

  1. Es fácil hablar así. No hablo de gente ya consolidada, pero para un joven o alguien que tenga familia se trata de sobrevivir o de irse a la calle.

    ResponderEliminar
  2. Manuela Ramos28/10/15 22:29

    Todo es cuestión del precio que se quiera pagar y de la firmeza que cada uno tiene. Yo a Usted lo admiro por su claridad y coherencia y lo he visto en la tele, escuchado en la radio y leído bastante porque trabajé unos años cerca de Roma, Eso no se ve todos los días.
    También es verdad que es más fácil dejarse arrastrar y conformarse con lo que hace la multitud para no desafinar en el coro y no aparecer un bicho raro. Eso se ve mucho y cada día más.
    Tiene mi admiración, Signor Maffeo.

    ResponderEliminar
  3. Más claro, agua.

    ResponderEliminar
  4. Felipe el Perplejo29/10/15 00:01

    No hay que decir nunca eso de “¡Carguen y apunten!”. En toda profesión los hay, y muchos, dispuestos a pegar tiros (que se entienda lo que digo) a quien levanta la voz diciendo que no está por la labor.
    Enhorabuena por la valentía.

    ResponderEliminar
  5. Desde siempre, desde que le escuchaba en los debates con el profesor Marina, ha sido Ud. un modelo. Lástima que las posibilidades de trabajo no sean muchas y que me temo vaya siempre a peor.
    Yo también veo mucho que degenera, los escrúpulos se han ido al garrete.
    ¡Aguante! No todos los jóvenes somos como parece.
    Permítame un abrazo.

    ResponderEliminar

Los comentarios serán moderados - I commenti saranno moderati