Johann Wolfgang von Goethe
Superados los días más críticos, y dramáticos, del gran azote de la pandemia, superadas todas las fases del confinamiento, se observa cierta sensación de "peligro superado" y de relajamiento y ligereza, cuando no de irresponsabilidad, en muchos comportamientos. Sí, se trata de minorías, pero de minorías numerosas y difusas geográficamente. Lo suficiente para provocar difusión y rebrotes. Y algunos de estos están obligando a efecturar unas previsibles marchas atrás.
El coronavirus sigue entre nosotros y seguirá siendo una amenaza hasta que no se consiga una vacuna segura y con cierta duración.
Mientras tanto, nada ha cambiado. Cada uno de nosotros es un posible transportador, difusor y multiplicador del contagio, además de ser un posible receptor. Por tanto, siguen vigentes todas las medidas más elementales de precaución, entre ellas las tres muchas veces repetidas y no siempre observadas:
- lavado frecuente de manos;
- distancia social mínima de un metro y medio;
- no tocarse la cara... y la mascarilla facial.
Tenemos que ser conscientes. El descuido de uno lo pueden pagar muchos. Hasta con la vida.
El coronavirus sigue entre nosotros y seguirá siendo una amenaza hasta que no se consiga una vacuna segura y con cierta duración.
Mientras tanto, nada ha cambiado. Cada uno de nosotros es un posible transportador, difusor y multiplicador del contagio, además de ser un posible receptor. Por tanto, siguen vigentes todas las medidas más elementales de precaución, entre ellas las tres muchas veces repetidas y no siempre observadas:
- lavado frecuente de manos;
- distancia social mínima de un metro y medio;
- no tocarse la cara... y la mascarilla facial.
Tenemos que ser conscientes. El descuido de uno lo pueden pagar muchos. Hasta con la vida.
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