
«Si perseguimos los valores de lo efímero,
nosotros mismos seremos vacíos».
(Papa Francisco, 29 septiembre 2013)
«Te Deum laudamus: te Dominum confitemur...».
Pues este es tiempo de balances, tiempo de deseos y de felicitaciones cruzadas. Entre otras cosas, como supongo le pasará a muchos, yo del balance 2015 ante todo pongo bajo los focos lo peor, lo que por deleznable tiro con mayor ímpetu desde mi balcón existencial.
Entre lo peor de lo peor, he tenido delante a espías, secuestradores, torturadores, asesinos, terroristas, príncipes del doble juego y hasta del triple. A seres capaces de todo y de todo lo contrario sin mirar a nada y a nadie, y con una total incapacidad de plantearse el más mínimo problema moral antes, durante y después de sus propios actos. Sí, he visto a muchos, pero siempre fueron encuentros desde la distancia profesional, come suele ocurrir a un periodista que observa, narra y analiza, pero aprende a mantener ese espacio vital de seguridad que impide que todo y cada situación le afecte en sus equilibrios vitales.
Creía estar “vacunado”. Pues me he equivocado y mucho, la ilusión ha durado muchas décadas. Salvando las distancias, que las hay, con los ejemplos anteriores, puedo decir que he tardado casi una vida entera en tener mis primeros reales encontronazos "en la tercera fase" con cierta abyección, o "ligereza" moral, en personas de un supuesto “entorno normal y cotidiano”. Hablo de una notable desenvoltura en comportamientos deleznables llevada con increíble desparpajo e incapacidad de asumir la realidad. Y una vez comprobado que no se trataba de espejismos o de pesadillas, sino de hechos ciertos y comprobables - por mucho que intente convencerme de que existe y que siempre ha existido cierto tipo de seres humanos, refractarios a toda consideración ajena a sus intereses más inmediatos - sigo aparcado en la incredulidad, pues me ha parecido y me parece incomprensible.
Hace sólo unos pocos días no creía poder llegar a escribir estas líneas. Y hoy las escribo con desprecio de los hechos, pero sin rencor hacia las personas, como expliqué en un anterior post, cuando disertaba sobre el sentimiento para mí ajeno del odio. Todo lo contrario: a quien me hiere yo le deseo suerte, pero al mismo tiempo también que consiga ver sinceramente la realidad, los hechos.
Bueno, acaba un año. A mí me toca cerrar el 2015 marcado con una gruesa cornisa roja y un balance que me hubiese gustado diferente, sobre todo no tener que contabilizar cosas que nunca hubiese esperado. No deseo a nadie, ni a las mismas personas cuyos actos me duelen, pasar por algo parecido, por comportamientos sin la más mínima sombra de escrúpulos.
«Hay gente pa’ to’», decía ese torero. Les deseo que no tengan ocasión de constatarlo hasta los extremos. Pero sí que tengan un buen final y un mejor comienzo. Si pueden. Y, sinceramente, me gustaría que pudieran.
El otro propósito, batalla interior de titanes, es de completar el sufrido recorrido que tendría que llevar a perdonar, en gran parte bien encaminado, diría que casi conseguido totalmente. No tengo mucho tiempo y espero coronar la meta sin fisuras. Y digo perdonar porque DEBO. Olvidar es bien otra cosa, humanamente imposible.

Tampoco quiero dejar fuera, en la parte positiva del balance, esa inyección de bienestar y de esperanza que procede del agradecimiento de alguien a quien se ha echado un cable en un momento de dificultad. Cada día más, también en este último año que dejo atrás, he visto confirmarse eso de que cuando se da en realidad se recibe, y a menudo se recibe con creces. La generosidad, y no sólo la material, sobre todo si espontánea, sin publicidad y con mucha implicación en los problemas ajenos, es un carburante poderoso que ofrece una gran energía muy útil para seguir caminando.
Renuevo el deseo para todos y cada uno y sin exclusión: que el 2016 les sonría. En lo que de verdad importa y no sólo en lo efímero de lo meramente material, inmediato, perseguido con obsesión o simplemente cómodo.
Sean Uds. felices, o por los menos serenos y en paz, con lo posible y dentro de lo posible.
Sean Uds. felices, o por los menos serenos y en paz, con lo posible y dentro de lo posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios serán moderados - I commenti saranno moderati