Aquí todavía hay editorialista que rezuman
ranciedades y obsesiones del tardofranquismo. Cuando – muchos se acordarán –
había editorialistas que escribían entre líneas (no había valor ni posibilidad
para hacerlo mucho a las claras) y luego, satisfechos, se vanagloriaban de “haberle
dado un palo” al mismísimo inquilino de turno del Elíseo, de la Casa Blanca o
del Kremlin. Algo que – mutatis mutandis - parece que siguen creyéndolo en la actualidad
compañeros de profesión cuya identidad es monumentalmente ignorada por quienes
moran allende los Pirineos o, si me apuran, en el barrio de al lado de su
propia casa.
Hablo de gurús, pseudogurús, aspirantes a gurús
y de unos cuantos que destilan verdad revelada en formato 2.0, una etiqueta que
llena la boca de modernidad y que, como celofán de floristería cara, es capaz
de dar visibilidad y ruido a cualquier “parida”. Debajo y más allá de los 140 caracteres.
¿A qué viene esto? En realidad, siempre viene bien recordar que
la madre de los cantamañanas (y tardes y
noches…) hipersuperideologizados es multípara ad libitum. Lo certifican las
lecturas y escuchas de cada día, muchas de las cuales dan motivos para estas y
similares reflexiones.
Pero el pretexto hodierno me lo dan las
elecciones celebradas ayer en el land alemán de Renania del Norte-Westfalia,
cuyo resultado más evidente ha sido el sonoro batacazo de Norbert Röttgen,
candidato de la CDU, el partido de la canciller Angela Merkel, diana – fuera de
Alemania y en modo preponderante en el sur europeo – de las rabias, fobias y hasta odios viscerales
por su incitación al uso compulsivo de la tijera.
Pues esta mañana - en realidad, ya anoche -
nos hemos podido entretener, ojeando, viendo y escuchando la información y los diálogos-debates
tanto virtuales cuanto en la información y opinión soportada por papel u ondas
hertzianas, con un sinfín de deformaciones de la realidad que han hecho buenos
unos cuantos adagios. Como ese de que “la verdad no estropee un buen titular” o
“donde no llegues con tus zapatos, ve con tu fantasía”. Máximas que, como bien
podemos constatar a cada vuelta de página o de cursor, han sido adoptadas a
rajatabla por gurús, santones y alevines de nuestro siempre menos fiable
periodismo contemporáneo cargado más de ideología que de hechos.
Pues mucha premisa para llegar a una
conclusión que no necesita más que pocas frases. Éstas.
No es verdad lo que unos cuantos, demasiados,
están afirmando: “Castigo a la canciller por su política de austeridad y
recortes”. Es falso decir o escribir que “el enésimo batacazo de Angela Merkel
es el precio que paga por su empecinamiento en la ortodoxia fiscal”.
Hablen con alemanes. Lean la prensa alemana.
De centro, derecha e izquierda. Infórmense de lo que ocurre en Alemania, de lo
poco que el ciudadano medio alemán sabe de recortes en nuestros países y de lo
poco que les afectan. Pulsen la opinión de quienes votan en Alemania, que son
lo alemanes, no los de Atenas o de Madrid, y regulen sus anteojeras.
¿Que nos gusta o nos disgusta – aquí – Frau Angela
Merkel? Bien, lo podemos debatir y a lo mejor llegamos a un acuerdo con
bastante sintonía. Pero decir que por los mismos motivos y con los mismos ojos
con los que la vemos desde aquí ha obtenido esos resultados en su casa, no sólo
no se corresponde con la realidad. Es una mentira en la más pura línea
goebbelsiana del “muy repetida, llega a pasar por verdad”. No, me corrijo.
Queda más en la línea dela Agitprop estalinista y de gentes como Andrei Zhdanov,
que metía la verdad en una turmix y luego la suministraba con embudo.
Pues lo siento por Uds. El partido de Frau
Angela Merkel ayer se llevo un sonoro batacazo. Y no es el primero. Pero se lo
llevó por motivos que no son los mismos que vendrían bien, desde aquí, para
recargar un discurso, una tesis, una soflama.
En Alemania, por supuesto que a Doña Angela la ven de todos los colores.
Pero – con perdón de Machín – no es la misma Angelita negra, tan negra y con
tijeras, como la quieren pintar a este lado del Pirineo. Para que hile el discurso.
Y para llegar a una conclusión (que no una solución, porque todavía estoy esperando que nos diga porqué los alemanes han castigado a la Señora Merkel), tanta parafernalia? Esto se podía decir en un tweet y aún le sobraban caracteres.
ResponderEliminarNo es este blog la sede ni era mi objetivo escribir un artículo sobre las elecciones en Renania-Westfalia, que no pueden ser explicadas en “un tweet”. Para eso, hoy mismo, hay cientos de crónicas y artículos de opinión.
EliminarComo tampoco todos es tweets y telegramas. Con esa filosofía no tendríamos ni periodismo, ni literatura ni un solo texto que fuese poco más que enunciativo. Y ni siquiera eso. La vida y las fuentes son algo más que Twitter o un blog.