¿Qué les voy a decir yo de José María Íñigo y de José Ramón Pardo y viceversa, de esa extraña pareja con largos recorridos en el periodismo, en la música, en el espectáculo, en el entretenimiento y en la divulgación?
Quienes tienen la amabilidad de acompañarnos los fines de semana, en No es un día cualquiera de Radio Nacional de España, bien saben que hay momentos en los que ese binomio significa música, canción, grupos, crooners, rockeros, anécdotas de artistas, curiosidades, historia de varias décadas de música en todas sus expresiones, sobre todo la ligera.
Ni Pardo ni Íñigo escriben música o canciones. Pero conocen ese mundo a fondo, tienen gusto y olfato y saben escoger. Que es lo primero que hacemos los periodistas: seleccionar y así ponerle nuestro personal acento a creaciones ajenas.
Aquí su última selección, que acaban de presentar y lanzar. Son 66 piezas que han marcado, en italiano y en francés, muchos años de muchos de nosotros. Es una selección que comparto y suscribo, que – sin abandonos a estériles morriñas – me retrotrae a años que recuerdo como si fuera hoy mismo. Muchas de esas canciones las tengo en el despacho, me acompañan en el coche, sigo tarareándolas o canturreándolas en semáforos, autopistas y pistas de mi desierto.
Esa extraña pareja me ha pedido que escriba algo para la libreta que acompaña el volumen con los tres discos. Aquí tienen unos párrafos que escribí. Pero más allá de esas palabras, en esas canciones hay parte de mi vida, de la vida de muchos.
«Si fuera un hijo de la costa adriática romagnola y me llamara Fellini, diría que este largo paseo por la canción italiana de algunas décadas es un auténtico “amarcord”, un “me acuerdo” al que le podría poner por un momento el acento gallego de la morriña. Los de estas canciones eran los años del guateque, que en Italia llamábamos “festa”, un genérico que asumía toda su connotación juvenil de reunión con música, chicos y chicas, cuando esa palabra, con intención programática, la pronunciábamos a partir del miércoles y mirando a la tarde del domingo.
(…)
Pero está claro que no vengo de la Romagna y más que “amarcord” tendría que decir “Je me souviens” porque vengo de ese Piemonte que tuvo en su reino a Córcega y a la Saboya y por capitales a Torino y Chambery. Y es por eso que – además, estando a poco más de tres cuartos de hora de Francia - la canción francesa era tan nuestra como la italiana. Nos enamorábamos, las tardes de los domingos, con “Il cielo en una stanza” de Gino Paoli, nos poníamos colorados con “Roberta”de ese rey del “piano bar” que era Peppino di Capri, y no nos resistíamos a esa promesa meteo-romántica de “Le jour où la pluie viendra” con la voz dramáticamente cálida de Gilbert Bécaud.
(…)
No, escuchando este magnífico carrusel de canciones no hay morriña. Sólo el placer del recuerdo. Acompañado por la música. Esa música que nos vio crecer».
Josto Maffeo
Algunas imágenes de la presentación del álbum, con muchas caras y voces conocidas y música. Esa música…
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