En un país en el que no es muy
frecuente leer, escuchar o ver a un periodista poco impregnado de ideología con
anteojeras (esa que lleva a crítica visceral y en un solo sentido), tengo que
admitir que hoy me he alegrado.
No, no voy a dar nombres ni a indicar medios.
Sencillamente digo que me alegro (con mucha prudencia) por haber leído a un
visceral y unidireccional recalcitrante escribir algo en dirección “contra
natura”, con datos a mansalva, tono sosegado y lenguaje didáctico.
¡Enhorabuena! Mejor dicho: ¡En buena hora!
Greenhouse Whitefly (Foto: Miroslav Deml) |
Decía, unas líneas más arriba, que lo tomo
con mucha prudencia. Claro. El principio de precaución(1) ante algo insólito – o por lo menos de
una frecuencia cercana a la aparición de las moscas blancas en un verano
nigeriano – me lleva a ser precavido. Pero no me exime de tomar nota del
acontecimiento.
¿El problema? Que pasará desapercibido, o
casi, y que cundirá todo menos el ejemplo y el precedente.
Lástima. Y sin embargo sigo creyendo que es
posible la “honrada subjetividad” en esta maldita, importante y bella profesión
que muchos se empeñan en prostituir por fanatismo, seguidismo servilismo y – ¿cómo
no? – para que la verdad no estropee un buen titular y, de paso, asegure la
barriga llena.
(1) Precaución
porque sólo el tiempo dirá a qué se debe el "acontecimiento".
Vale por lo de las moscas blancas.
ResponderEliminarPero hay más insectos. Lombrices, gusanos...
Creo haber entendido a quien se refiere y como aquí se dice, tampoco importa el caso en sí.
ResponderEliminarLo que es importante, y dramático, es que muchos sectores de la prensa y de los periodistas están tan metidos en la pelea como lo están los políticos y parte de la sociedad.
Pues mirando sólo y exclusivamente hacia donde indica la brújula de las ideas fijas, con eso no se va a ninguna parte. Sólo hacia el conflicto permanente, estéril y abocado al suicidio de un país.
Pues sí: lástima. Y vergüenza, en mi caso ajena.
Gracias por no estar en la miseria de esas peleas.
Esther