
Confieso que no tengo una respuesta definitiva. Las que si me embargan, y siempre más, son las dudas. Y estas se alimentan vorazmente de todo lo que veo, escucho y leo, de gran parte de lo que mi profesión produce cada día en más cantidad y amplitud, pero también – es mi opinión – que suscita muchas más perplejidades de las que pude tener años y décadas atrás.
Ya sé. Se dirá “Mira al nostálgico”, “Otro que se cree eso de que cualquier tiempo anterior fue mejor”, “Vaya con el vejestorio...”. Pues no, lejos de mí darme un baño de estériles nostalgias, porque soy de los que creen que se camina hacia delante, que es el único sentido posible a lo largo de la vida. Ahora bien, la cuestión reside en cómo, con quién y con qué bagaje se camina por los senderos de la vida. Y por lo que se refiere a veteranía, edades, etc., les ahorro la respuesta que me llevaría a cachondearme, y sería lo de menos, haciendo comparaciones por experiencia, edad, “aggiornamento” y estar “al loro”, por lo menos en posición de escucha con los tiempos, estos tiempos.

Recuerdo cuando católicos, hasta obispos, escribían sin escándalo alguno – hablo de Italia – en “L’Unità”, diario del mayor partido comunista de Occidente, y mantenían sin problemas sus propias ideas. Así mismo recuerdo que era frecuente que ateos convencidos y militantes opinaran en las columnas de “Famiglia Cristiana” y otros medios claramente confesionales. He ido a la religión y a la política para ofrecer ejemplos con cierta fuerza, pero lo mismo podría decir en el ámbito estrictamente ideológico laico.
Hoy eso ya se hace muy cuesta arriba. Sí, claro que en muchos medios de aquí y de allá hay presencia de algunos que discrepan de otros. Pero... Pero muy a menudo el que mantiene con fuerza su disenso aparece como colocado allí casi para poder decir: “¿Lo ven? Somos plurales. Aquí caben todas las ideas”. Ya, y las tragaderas de muchos destinatarios de la información y opinión contribuyen con su voraz pasividad y conformismo a esa mistificación de masas.

Me estaba refiriendo a ideas, al derecho individual a pensar y discrepar, a poder expresar en el periodismo la propia individualidad sin que al autor le marquen con fuego en la mejilla o le tatúen un símbolo de la marginación en la mano con la que escribe.

Que quede claro: no generalizo, pero sí es esta una gran diferencia con “el ayer”, tiempos que, sin duda, tuvieron sus carencia y errores. Otros. Y puestos a sopesar, yo personalmente tengo pocas dudas.
Volviendo al principio, ¿decidiría hoy otra vez ser periodista? No lo tengo claro, aunque mi pulsión en la comunicación y en el intercambio de ideas es muy fuerte y todo me hace suponer que “caería” otra vez en la vocación que se expresa en esta profesión. Aunque, si un tiempo se bromeaba con esa frase “a mi madre le he dicho que soy p..., pero no me atrevo a confesarle que soy periodista”, en algunos momentos dan ganas de rescatarla por su creciente actualidad.
![]() |
Mi última firma en plomo, linotype |
¿Apaga y vámonos? No. Sencillamente estaba pensando un momento, uno más, en voz alta. Colegas: voy hacia el paredón. ¡Carguen y apunten!
Es fácil hablar así. No hablo de gente ya consolidada, pero para un joven o alguien que tenga familia se trata de sobrevivir o de irse a la calle.
ResponderEliminarTodo es cuestión del precio que se quiera pagar y de la firmeza que cada uno tiene. Yo a Usted lo admiro por su claridad y coherencia y lo he visto en la tele, escuchado en la radio y leído bastante porque trabajé unos años cerca de Roma, Eso no se ve todos los días.
ResponderEliminarTambién es verdad que es más fácil dejarse arrastrar y conformarse con lo que hace la multitud para no desafinar en el coro y no aparecer un bicho raro. Eso se ve mucho y cada día más.
Tiene mi admiración, Signor Maffeo.
Más claro, agua.
ResponderEliminarNo hay que decir nunca eso de “¡Carguen y apunten!”. En toda profesión los hay, y muchos, dispuestos a pegar tiros (que se entienda lo que digo) a quien levanta la voz diciendo que no está por la labor.
ResponderEliminarEnhorabuena por la valentía.
Desde siempre, desde que le escuchaba en los debates con el profesor Marina, ha sido Ud. un modelo. Lástima que las posibilidades de trabajo no sean muchas y que me temo vaya siempre a peor.
ResponderEliminarYo también veo mucho que degenera, los escrúpulos se han ido al garrete.
¡Aguante! No todos los jóvenes somos como parece.
Permítame un abrazo.