Nos vemos, sin fecha ni horario fijo, en algunas pantalla o sintonía radio italiana o española. Y lo mismo ocurre en medios escritos. Tengo la inmensa suerte de no depender de nadie, de no deber nada a nadie y de poder opinar libremente cuando y donde solo yo lo considere oportuno.
«Fatti non foste a viver come bruti, ma per seguir virtute e conoscenza»
«No habéis sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtud y conocimiento»
Dante Alighieri, "La Divina Commedia", Inferno - canto XXVI

lunes, 27 de junio de 2011

(95) Su Señoría y el saco en el que se escupen sentencias
Sua Signoria e il sacco in cui si sputano sentenze

Estuve charlando un buen rato con un magistrado en ejercicio. Un hombre de mediana edad con un no despreciable recorrido profesional; alguien bastante conocido en el mundo de la judicatura pero ajeno al mundanal ruido de los medios y desconocido para el gran público. Un moderado pelín tirando a la izquierda, un hombre de reputadas convicciones democráticas. Y reconozco que, hacia el final de nuestra charla, me llevé una no muy agradable sorpresa.
  Hablábamos de cosas de la actualidad, un paseo entre la política, los problemas sociales y esta crisis europea de identidad, además de crisis económico-financiera. Muchos apuntes, puntos de vista la mayoría coincidentes. En algunos estuvimos bastante alejados, pero en general la visión del momento fue coincidente. Sobre todo en la dificultad de ser moderadamente optimistas.
  Y en eso, hablamos por pura casualidad de unas etnias, una mención muy general de personas cuyo origen no coincide con el nuestro. Me quedé pasmado. Su Señoría – no, no le voy a identificar – arrancó a hablar colando cada dos por tres una tremenda muletilla: “… todos los… son…”. Un juicio sin apelación, sin causa y sin legajos, pero con la condena de antemano. “Todos esos… son...” y vamos a dejarlo ahí.
  Me fui disgustado y preocupado. Ese juez ha juzgado a cientos de personas, ha analizado cientos de situaciones conflictivas. Me pregunto qué les ha tocado en suerte a esos que, según su criterio, son “todos…”, es decir, están en el mismo saco.
  Tremendo. Y pensar que Su Señoría es de talante muy abierto. Vamos, se le considera, por los que saben de estas cosas “cromáticas”, a casi a cinco centímetros de poder ser etiquetado de “progre”. Ya vemos que no es cuestión de color. ¿O sí?


Stavo chiacchierando con un magistrato in esercizio.  Un uomo di mezza età dal non disprezzabile  percorso professionale; qualcuno abbastanza noto nel mondo della giustizia, ma estraneo a quello dei media e poco noto tra il gran pubblico. Un moderato un po’ spinto verso sinistra, un uomo conosciuto per le sue convinzioni democratiche. Eppure, riconosco che, verso la conclusione della nostra conversazione, ho avuto una spiacevole sorpresa.
  Si parlava di cose dell’attualità, una passeggiata tra la politica, i problemi sociali e questa crisi europea d’identità, oltre che crisi economico-finanziaria. Molti appunti, punti di vista la maggior parte coincidenti. In alcuni siamo però stati lontani, ma in generale la visione del momento  è stata univoca, soprattutto nella difficoltà di essere moderatamente ottimisti.
  È accaduto che, incidentalmente, abbiamo menzionato alcune etnie, una menzione molto generale di persone le cui origini non coincidono con le nostre. E sono rimasto freddato. La Sua Signoria – no, non lo identificherò – ha cominciato a parlare a ruota libera, infilando qua e là un tremendo intercalare: “… tutti gli… sono…”. Un giudizio senza appello, senza causa e senza fascicoli, ma con la condanna già pronunciata. “Tutti quegli… sono…” e poi, lasciamo correre.
  Mi congedai disgustato e preoccupato. Quel magistrato ha giudicato centinaia di persone, ha analizzato centinaia di situazioni conflittuali. Mi domando che cosa è potuto capitare a coloro che, secondo il suo criterio, sono “tutti…”, vale a dire, stanno nello stesso sacco.
  Tremendo. E pensare che la Sua Signoria è persona aperta. Suvvia, lo si considera, da parte di chi sa di queste cose cromatiche, a meno di cinque centimetri dall’essere etichettato “progressista”. Come si vede, non è questione di colore. O si?

1 comentario:

  1. M_Luisa_G27/6/11 21:03

    Realmente el Racismo y la Xenofobia no tienen color político,igual que el machismo, pero este no es el tema. Es preocupante que cualquiera lo sea, en el caso de un juez quizá mas, ¿será su señoría imparcial con todos?¿o se dejará llevar por sus prejuicios? Espero y deseo que no.

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