
Coincidenza oppure no, mi capita spesso e sarà accaduto un po’ a tutti. Stavo riflettendo sull’autoinganno, quello sterile tentativo conscio-inconscio d’impossibile compromesso, sempre maldestro ma che nella pratica apparentemente “funziona” per qualche tempo, soprattutto nei cuori induriti di chi intende far prevalere il “voglio” sul “posso”. Dicevo che stavo riflettendo, quando sono incappato - cose dell’ipertestualizzazione - in questa frase di Antonio Cobino che condivido appieno e che è la sintesi e sentenza dei pensieri che vagavano nella mia mente.
Laica o religiosa, letta come si voglia, definita come meglio si adatti alle nostre credenze e valori, la coscienza è un’implacabile compagna di viaggio che non ci abbandonerà mai. Dagli albori dell’uso della ragione fino al momento in cui esaleremo l’ultimo respiro. Possiamo tentare di manipolarla, anestetizzarla, rigirarla come un calzino e pure prenderla a calci, o magari provare ad addolcirla con carezze e ammiccamenti interessati.

No. La coscienza non è duttile. Non è manipolabile. Siamo noi i soggetti dell’”anestesia”, ma lei, vigile e con il dito puntato a indicare la retta via, è presente aldilà dell’offuscato bagliore che consente a una comoda miopia d'illuderci di una libertà che ha sempre precisi limiti.
Già lo diceva Jean-Jacques Rousseau: «La ragione c’inganna spesso, la coscienza mai».


Coincidencia o no, me pasa a menudo
y creo que le habrá pasado a todos. Estaba reflexionando sobre el autoengaño,
ese estéril intento consciente-inconsciente de imposible compromiso, siempre
torpe y que en la práctica aparentemente “funciona” por algún tiempo, sobre
todo en los corazones endurecidos de quienes quieren hacer prevalecer el “quiero”
sobre el “puedo”. Decía que estaba reflexionando, cuando me he cruzado – cosas de
la hipertextualización – en esta frase de Antonio Cobino que comparto
plenamente y que es síntesis y sentencia de los pensamientos que deambulaban
por mi mente.
Laica o religiosa, leída como se
quiera, definida como mejor encaje en nuestras creencias y valores, la
conciencia es una implacable compañera de viaje que nunca nos abandonará. Desde
los albores del uso de la razón hasta el momento en el que exhalaremos el
último aliento. Podemos intentar manipularla, anestesiarla, darle la vuelta
como a un calcetín y también darle patadas, o intentar ablandarla con caricias
y guiños interesados.
No hay nada que hacer. Es una gran
ficción que representamos a nosotros mismos. La conciencia, sin embargo, no cae
en la trampa. Continúa a llamarnos, a advertirnos, a indicar el rumbo correcto
que tenemos que seguir. A lo sumo, y como decía, hay quien consigue hacer que “funcione”
la estrategia y se ilusiona con hacerla bajar a compromisos, a que sea condescendiente
para obtener todos los “nihil obstat” que más nos interesan en ese preciso
momento de la vida.
No. La conciencia no es dúctil. No
es manipulable. Somos nosotros los sujetos de la “anestesia”, pero ella, que
vigila con el dedo apuntando a la recta vía, es presente más allá del empañado
resplandor que consiente a nuestra cómoda miopía la ilusión de una libertad
que, sin embargo, siempre tiene límites bien definidos.
Ya lo decía Jean-Jacques Rousseau: «La
razón nos engaña a menudo, la conciencia nunca».
Eppure c’è chi ci riesce. O s’illude di riuscirci. Facce da c... ce ne sono sempre state e sempre ce ne saranno.
ResponderEliminarCome facciano a dormire è un mistero.
Las cosas que hacemos y las decisiones que tomamos, sabiendo o fingiendo no saber que lo hacemos sólo porque nos conviene, No porque sea lo justo.
ResponderEliminarYo tarde o temprano eso siempre lo he pagado. Vaya si lo he pagado...
Mejor estar a la escucha.
* ¿Qué es de “ammiccamenti”? En Google sólo veo algo de los ojos.
Veo que ya no lo escribe todo en dos lenguas.
Muchas gracias por la traducción. Ahora lo tengo claro. Menuda losa, la conciencia, y engañarla es un espejismo que cuando se desavanece la bofetada es brutal.
ResponderEliminarHa proprio ragione. Noi confessori ne sappiamo qualcosa, ma molto spesso non possiamo violentare la libertà. Se intuiamo che si sta tentando di occultare, “aggiustare”, raccontare ma non tutto, allora possiamo tentare di favorire la sincerità. Non molto di più.
ResponderEliminarMa l’inganno, la voglia irrefrenabile e spesso inconscia che ti assolvano anche se non c’è nessuna intenzione di ammettere tutto e di promettere tutto, esiste ed è una enorme responsabilità morale.
Non ci resta che sperare che chi opera così si ravveda in tempo e ritorni con ben altra disposizione e propositi.
¿De veras creemos que la conciencia importa algo? A mucha gente un pimiento o un rábano.
ResponderEliminarSi eso o lo otro son lo que se quiere, hay conciencias que se relajan y duermen como un lirón. A tomar viento y a vivir que son dos días... Y si despierta la conciencia, la euforia y la distracción ya la ahogarán.
Da siempre en el clavo. Palabras claras y con una profundidad que ya quisieran muchos periodistas. Tiene que tener mucho seny y una vida interior muy rica, no es del montón y se percibe.
ResponderEliminarEnhorabona!