«Predichiamo il Vangelo con l’esempio, poi con le parole!
Ma prima di tutto è nella nostra vita che gli altri devono
poter leggere il Vangelo!»
Papa Francesco, 20/7/2013
Hace unos cuantos días escribía en Twitter que coherencia no significa heredar un bien conjuntamente entre dos o más personas. Era una “boutade” como dicen los vecinos del norte. Se trataba de forzar el lenguaje ante una evidencia, la de que la coherencia, y lo vemos muy a menudo, no está ni se la espera. Ni interesa.
Pasa en las religiones como pasa en la política, en la enseñanza o en la empresa. Impera lo que en Italia se denomina el “fai da te” (hazlo tú mismo), que es una suerte de bricolaje a la carta utilizando sólo los elementos que más casan con los intereses y apetencias de uno, cerrando los ojos ante leyes, normas, protocolos o usos muy consolidados.
Hay sacerdotes católicos que han bendecido privadamente uniones homosexuales y en público las anatemizan, otros que no imponen penitencias y reparaciones en confesiones, y otros más que cierran los ojos ante un proyecto activo de nueva unión, “in fieri” como dicen los latinistas, cuando todavía hay un matrimonio válido. Lo mismo que no faltan santones hindúes que dicen “haz lo que consideres correcto” ante un fiel con apetencias de filetes de vaca u otras transgresiones. Tampoco hay que excluir que algún patriarca mormón, muy fustigador de lo moderno en público, luego ceda a las tentaciones de la informática o las consienta a sus hijos y nietos.

El “non possumus” no está de moda, si alguna vez lo estuvo. Si lo quiero es que tengo derecho a tenerlo, a costa de hacer añicos lo que digo que creo o moldearlo como la más dúctil de las plastilinas. Aunque hay casos en los que la ceguera ante lo incomodo es casi un reflejo automático y ni siquiera se plantea el dilema ético, moral, cívico o de cualquier naturaleza,
En los valores se llega hasta a curiosas y acrobáticas formas de sincretismo laico. Cosas como: el semáforo no lo paso en rojo porque no se debe, pero la factura mejor sin IVA porque es más barata. Y me estoy quedando en cosas de limitada dimensión, ya que si escalamos en lo que se ve, se oye y se hace, el panorama daría para una wikipedia de la incoherencia.

¿A qué viene esto? A la mera observación. De corruptos que invocan el rigor en la administración del bien público, como también de gente públicamente escandalizada por un sacrilegio llegado a los medios y nada escandalizada de su propia conducta. Lo de siempre: hay que mirar al frente, no a uno mismo. Porque es incómodo, y además lo quiero.
Es que lo clava siempre.
ResponderEliminarSe agradece que, rodeados de tanta frivolidad, haya alguien que le da trabajo a las neuronas.
Gracias por hacernos pensar.
En la diana. Está a a la vista y trae consecuencias de todo tipo.
ResponderEliminarSiempre hay excusa para todo, y si no la hay se inventa. Cuando queremos hacer algo y sabemos que no es lo correcto, lo habitual es mirar hacia otro lado y observar que no te miren demasiado.
ResponderEliminarSi somos unos zorros. Pero al final nos cazan o nos cazamos.
Es de lo más común, siendo normalmente algo sin consecuencias. Luego hay auténticos atletas que se mantienen en equilibrio en la cuerda floja. Unos consiguen ganar y otros precipitan. Pero pierden ambos.
ResponderEliminarAsí somos. Algunos hasta peores.
ResponderEliminarNo sé, no sé. A mí todo esto me suena de algo. Casi le pondría nombres...
ResponderEliminarTodos tendríamos que mirarnos. Eso no impide que se vean casos para quedar de alucine. Gente dando la vara todo el día y haciendo lo contrario de lo que pregonea.
ResponderEliminarUna multitud, y cada día más. Hay que tener mucho ojo y aún así caes en la trampa.
Salirse del club. Ha dado en el clavo. Prefiero a alguien que pase y lo diga, o calle. El desprecio total para quienes se pasan los días dando reglas a los demás, diciendo esto y lo otro y luego hacen lo que más les conviene.
ResponderEliminarEstoy harta de sermones si quien sermonea no demuestra lo que dice con hechos.