Nos vemos, sin fecha ni horario fijo, en algunas pantalla o sintonía radio italiana o española. Y lo mismo ocurre en medios escritos. Tengo la inmensa suerte de no depender de nadie, de no deber nada a nadie y de poder opinar libremente cuando y donde solo yo lo considere oportuno.
«Fatti non foste a viver come bruti, ma per seguir virtute e conoscenza»
«No habéis sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtud y conocimiento»
Dante Alighieri, "La Divina Commedia", Inferno - canto XXVI

sábado, 14 de noviembre de 2015

(234) Vulnerabilidades y conversos entre un estupor generalizado que deja estupefactos
Vulnerabilità e conversi tra uno stupore generale che lascia stupefatti



Esta mañana. Reseña de prensa bajo el denominador común del horror, larga tertulia sobre los terribles atentados de París con sus víctimas, sus causas, sus posibles respuestas. Y al salir de Prado del Rey, llego a la segunda glorieta, la que tiene en frente a un renombrado hospital del sistema sanitario privado.

Me detengo como siempre frente al cartel de “STOP” y veo a través del parabrisas a los dos chicos. Camisas blancas impolutas de manga corta, etiqueta identificadora a la altura del bolsillo, uno con ligeras gafas de metal plateado, el otro con debajo del brazo una carpeta algo gruesa, de esas con separadores.

No hay duda. Una imagen vista una y mil veces. Estamos en el campo del proselitismo activo, que se alimenta de una previa “abducción” cuyas raíces, métodos, estrategias y facilidades se hunden bien a fondo en el terreno de la gran capacidad de convicción de unos y en la carencias, frustraciones, desorientaciones, labilidades y vulnerabilidades de otros.

Como decía, nada nuevo, un frecuente encuentro en nuestras calles, sobre todo en las dos últimas décadas. Aunque en el caso específico se trata de un fenómeno de importación que ya se extiende en el sur de Europa como en América Latina y en África con creciente presencia.

¿A qué viene esto? A una reflexión que me ha acompañado en el resto del recorrido, por calles, cruces, semáforos y dos pequeños atascos por sendas manifestaciones, una de ellas justo de repudio por las masacres de París. De allí que el salto, los saltos, haya sido un proceso mental sin solución de continuidad: atentados, fanatismo, proselitismo, atentados, protestas.

Reflexionaba sobre el estupor que me produce el estupor. El de quienes se sorprenden por la facilidad con la que grupos terroristas, con la coartada de la bandera religiosa, consiguen enrolar tropas, un auténtico ejército de “fieles” que se alimenta con progresión geométrica y con una facilidad a la vista de todos. Un proselitismo que pesca mucho en la ignorancia y en la marginación, pero consigue resultados también en sectores cultivados de sus propias sociedades de origen y ahora, tenemos muchos sanguinarios ejemplos, también entre ciudadanos de nuestros opulentos lares occidentales.

¿Sorpresa? Ninguna. Desde la noche de los tiempos, captar y dejarse captar ha ocurrido, ocurre y ocurrirá. Por muchos motivos. Por capacidad del captador, por convergencia de intereses entre las dos partes y también por aproximación espontánea del converso.

Vaya. Ha salido la palabra: converso. Lo hay con un legítimo y encomiable deseo de aproximarse, o retornar, a una ideología o a un credo común, aunque no perciba la distorsión operada por el ambiente en el que aterriza. Y existe el converso que no sólo se aproxima, sino que exaspera su viaje deslumbrado por el mensaje que escucha y por los beneficios, también de orden práctico e inmediato, que podrá obtener para zurcir sus propias carencias y satisfacer unos cuantos deseos que a lo mejor con sus solas fuerzas no conseguiría.

Pues terreno abonado y muy bien abonado. Más que de una abducción, aquí se podría hablar de una entrega incondicional. Y si es menester, aunque aparentemente se vea a sí mismo de buena fe (y no siempre es así), el converso llega a dar más de lo que se le pide. La aproximación a la entrega es rápida y por el camino se intenta hacer méritos, uno tras otro, y se proclama continuamente la nueva pertenencia. Si hay que apuntarse a una subsección especializada, uno se apunta; si se le pide un plus de sacrificios, allí está el converso dispuesto. Y así hasta, sin darse cuenta, llegar a transformarse en alguien que en momentos anteriores de lucidez nunca hubiese podido imaginar.

Es un proceso conocido y estudiado, muy estudiado y a fondo. Pertenece a los terrenos colindantes e interrelacionados de la psicología y de las debilidades y carencias humanas, al ámbito de las frustraciones y de los deseos incontenibles, en busca del cobijo que haga frente a una desarmada debilidad.Y no es el momento, pero habría que hablar a fondo de ese mix de mimetismo y mérito que hace al converso el más radical y vocero mayor entre sus nuevos socios.

¿Cómo suele acabar eso? En la mayoría de los casos, en la anulación o rebaja del nivel de conciencia de la personalidad del individuo, y en la aceptación rutinaria de algo que cree haber escogido con razón y meditación. En otros casos, acaba con un despertar traumático que dejará profundas graves huellas y a partir de ese momento la vida no será nada fácil. Todo lo contrario. Y por últimos, los casos muy minoritarios de “rescate”: rarísimos los obrados por uno mismo, casi milagrosos, y algunos más cuando se pide y se obtiene ayuda, ayuda especializada.

A lo que iba. ¿Nos sorprendemos de la facilidad de enrolar que tienen grupos con banderas ideológicas de los signos más variopintos? Por favor, miren atentamente alrededor y si quieren y consiguen ver se despejará rápidamente el estupor. Estamos rodeados. Sí no lo ven, comiencen a preocuparse. Seriamente.

5 comentarios:

  1. He padecido eso en mi familia. Alguien que desde muy indiferente se pasó a un nivel de militancia ciega y acabó en una granja en la sierra. No hubo manera de rescatarle cuando se siguió la pista y se intentó de todo.
    Ahora han pasado muchos años, hyyó cuando no pudo aguantar la disciplina y le persiguen. Está en tratamiento y su vida hecha una porquería. 37 años tirados.

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  2. Gente que hace y se hace daño. Un tiempo sin darse cuenta ya que los manipulan, luego a sabiendas. Salirse tiene un precio a veces pagadero en el resto de la vida.

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  3. Me encanta su manera de tratar temas muy serios con un lenguaje coloquial. Es como esta mañana en la radio: en la tertulia se le escuchaba indignado, claro y constructivo al mismo tiempo. Se le entendió todo, y se notaba que era sincero.
    Gracias por estas pausas de ideas. Ayudan a pensar.
    Y buen finde.

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  4. Armando P.14/11/15 20:43

    Los conversos muy forofos que se meten en grupos, hasta en sectas, lo pagan ellos y sus familias.
    Cuando un converso abraza ideologías violentas, eso nos importa a todos porque amenaza a todos.
    Son dos dimensiones diferentes. De los primeros tengo a lo sumo piedad, pero los segundos me dan pánico.

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  5. Si uno quiere convencerse de algo porque le viene bien, no hay nada que hacer. Y si le viene bien, nunca despertará aunque le demuestren lo contrario. ¿Para qué?

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