Nos vemos, sin fecha ni horario fijo, en algunas pantalla o sintonía radio italiana o española. Y lo mismo ocurre en medios escritos. Tengo la inmensa suerte de no depender de nadie, de no deber nada a nadie y de poder opinar libremente cuando y donde solo yo lo considere oportuno.
«Fatti non foste a viver come bruti, ma per seguir virtute e conoscenza»
«No habéis sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtud y conocimiento»
Dante Alighieri, "La Divina Commedia", Inferno - canto XXVI

sábado, 1 de octubre de 2011

(108) Se escucha un silencio atronador. Y muy revelador, si hacía falta. ¿Dónde están los fans incondicionales del Premio Nobel, del pacifista, del humanista que “mata más limpio”?

A lo mejor no es fácil entender esto en España, por haber vivido una Historia diferente en el último amplio medio siglo. Por estar atravesada todavía por cierto radicalismo fundamentalista (las dos Españas, ¿recuerdan?) y por animadversiones que proceden más de la visceralidad ideológica que de la más estricta racionalidad y sereno análisis de las vicisitudes históricas.
  Creo no ser nada sospechoso de antiamericanismo. Conozco muy bien Normandía y cuando paseo entre esas miles de cruces, estrellas de David y otras lápidas, sé perfectamente que, gracias también a esos chicos y chicas que dieron su vida, nací libre, en un contexto democrático, en una república (me hubiese dado igual en una monarquía, con que fuera eficaz y eficiente) y que siempre tendré una deuda de gratitud.

Admiro muchas cosas de los Estados Unidos, considero que es un país amigo y aliado. Pero justo por eso, a un amigo me reservo el derecho de decirle lo que pienso, a la cara. Por ejemplo, que su cultura colectiva (que no unánime) de amor a las armas, a la “venganza de estado” y a la “liquidación” del enemigo encontrará siempre  mi más categórico rechazo.

  Pero no es de esto de lo que quiero disertar y tampoco me voy a entretener mucho en consideraciones sobre este último hecho bien conocido: el “asesinato selectivo”, ordenado por Barack Obama, del yemení naturalizado estadounidense Anwar al Awlaki, individuo cuyas andanzas a favor del terrorismo de Al Qaeda son bien conocidas.
  De lo que quiero hablar – o sencillamente lo que quiero subrayar – es, por un lado, del escandaloso debate sobre la “legalidad” de ese asesinato (recordemos que no se trata de guerra abierta y declarada, tampoco de actuación judicial) y no sobre la inviolabilidad de la vida humana. Por mucho repudio que suscite el tan sólo referirnos a las andanzas de un amigo del terrorismo global. Y, sin embargo, aquí y en Pernambuco se diserta sobre “legalidad” y “legitimidad” del asesinato. De la indisponibilidad de la vida humana, de eso ni palabra. A la salud de la ética, de la moral, de todos los principios que se consideran inamovibles.
  Por otro lado, han desaparecido los fans de Obama, los que le pusieron encima de altísimos pedestales que ahora callan. Un silencio atronador sobre la ética del “Premio Nobel de la Paz” profundamente pacifista, respetuoso de la vida, contrario a las cárceles inhumanas, paladín de todo débil y desamparado, etc. etc.
  Miren Uds. (sí, Ustedes que me dan todos los días la monserga con sus anteojeras ideológicas): por favor, dejen de tocar las narices. Y cómprense un espejo. Siempre que tengan el valor y la capacidad de mirarse y ver todas sus "ṭālibān"contradicciones.


Post Scriptum – No soy un devoto seguidor a rajatabla de la RAE. Pero si alguien tiene alguna duda…

1 comentario:

  1. Otro mito que se cayó hace tiempo. Y que si no ha hecho bueno al Bush, por lo menos lo ha hecho igual. Más de lo mismo, con careta amable y “políticamente correcta”.
    Somos unos gilis ilusos… Si no todos, muchos.
    Buen comentario, verdades indiscutibles.
    Saludos de Elvira

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