'Estaba
aterrorizado y no sabía si estaríamos realmente a salvo'
Robert Bailey se ha
convertido en un héroe. | Sky news
ELMUNDO.es
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Actualizado viernes
18/03/2011 17:17 horas
Un profesor británico
ha sido elevado a la cateogría de héroe gracias a su iniciativa de llevar a sus
42 estudiantes a un lugar elevado justo momentos antes de que su colegio fuera
arrasado por el tsunami posterior al terremoto
que hizo temblar el territorio japonés.
Robert Bailey, de 27
años, ha declarado que estaba "absolutamente aterrorizado" pero que
le pudo más su deber de mantener a sus alumnos a salvo.
"Primero
escucamos un ruido muy raro, pero ensordecedor y después vino una violenta
sacudida", apunta el docente a la hora de describir el terremoto del pasado 11 de
marzo. "Entonces conduje a todos los chicos al campo de béisbol para que
no sufrieran daños por los escombros y cascotes que caían".
Un enorme muro de niebla
Bailey, que vivía
desde hace cuatro años en el distrito de Ofunato con su esposa japonesa Mai,
recuerda que las sirenas de emergencia que suelen avisar de las inclemencias
metereológicas lanzaron su señal cuando el tsunami era ya inminete. Según
relata, que cuando miró hacia el mar sólo vió "un muro de neblina".
"Debía de ser la especie de nebulosa producida por el agua de la ola, pero
era algo extraño y a la vez impresionante", rememora.
"Era como si en
medio del mar hubiera habido un gigantesco incendio y por encima de él se
hubiera formado una enorme masa de nubes y humo", trata de describir. "En
esa masa había todo tipo de cosas flotando; casas, barcos, coches... pero todo
parecía minúsculo. Mi cerebro era incapaz de procesar todo aquello".
Bailey recuerda que
sus alumnos no paraban de gritar y de llorar mientras se apiñaban junto a sus
amigos y que lo único que podían hacer era sentarse y esperar a que la ola
gigante se aproximase y pasase de largo, aunque muy cerca de ellos.
Incertidumbre hasta el final
"En realidad no
sabíamos si estábamos a salvo. Sólo podíamos permanecer a la espera y rezar
porque estuviéramos lo suficientemente algos como para que no nos alcanzase la
lengua de agua", explica el profesor.
Afortunadamente, sí lo
estaban y el tsunami pasó por el valle que estaba bajo sus pies y tanto él como
sus alumnos están bien. Por el momento, los otros 137 estudiantes de segundo
grado siguen desaparecidos.
Las casualidades de la
vida hicieron que Bailey se encontrase en el centro escolar el día del
terremoto. En realidad, era su día libre, pero había acudido para impartir
una clase de cricket a sus 42 alumnos y ahora se ha convertido en uno de
los incontables héroes anónimos de este desastre en Japón.
No, no se trata de los
errores y gazapos del texto, más o menos en la media de lo que se suele leer en
Internet.
Aquí nuestra atención se fija poderosamente
en una nueva categoría. La de los “incontables héroes anónimos” que, sin embargo,
desde el principio, tienen nombre y apellido.Como el profesor Robert Bailey, merecedor de nuestro aplauso y de la eterna gratitud de muchas familias japonesas.
No, non si
tratta degli errori e refusi del testo, più o meno nella media di ciò che si
legge in Internet.
Qui la nostra attenzione è rivolta a una
nuova categoria. Quella degli “incontables héroes anónimos” che però,
fin da primo momento, hanno nome e cognome.Come il professor Robert Bailey, meritevole del nostro applauso e dell’eterna gratitudine di molte famiglie giapponesi.
Anónimos con nombre y apellidos. ¡Muy bueno!
ResponderEliminarEso se debe a que hay unas docenas de frase hechas, se colona una detrás de otra y ya está la crónica.
Analfabetismo y superficialidad van de la mano.
Anónimo turolense. ¡Perdón! Soy Álvaro
Y yo soy N.N., que por muy anónimo no deja de ser mi nombre. ¡Vaya lío!
ResponderEliminarPues eso, saludos de N.N.