Nos vemos, sin fecha ni horario fijo, en algunas pantalla o sintonía radio italiana o española. Y lo mismo ocurre en medios escritos. Tengo la inmensa suerte de no depender de nadie, de no deber nada a nadie y de poder opinar libremente cuando y donde solo yo lo considere oportuno.
«Fatti non foste a viver come bruti, ma per seguir virtute e conoscenza»
«No habéis sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtud y conocimiento»
Dante Alighieri, "La Divina Commedia", Inferno - canto XXVI

sábado, 19 de marzo de 2011

(58) Anónimos con nombre y apellido
Anonimi con nome e cognome

               Historias humanas
 
'Estaba aterrorizado y no sabía si estaríamos realmente a salvo'












  
      Robert Bailey se ha convertido en un héroe. | Sky news
  

ELMUNDO.es |
  
Actualizado viernes 18/03/2011 17:17 horas

 La cadena de noticias Sky News se ha hecho eco de una historia humana de esas que a menudo afloran en medio de la catástrofe.

Un profesor británico ha sido elevado a la cateogría de héroe gracias a su iniciativa de llevar a sus 42 estudiantes a un lugar elevado justo momentos antes de que su colegio fuera arrasado por el tsunami posterior al terremoto que hizo temblar el territorio japonés.

Robert Bailey, de 27 años, ha declarado que estaba "absolutamente aterrorizado" pero que le pudo más su deber de mantener a sus alumnos a salvo.

"Primero escucamos un ruido muy raro, pero ensordecedor y después vino una violenta sacudida", apunta el docente a la hora de describir el terremoto del pasado 11 de marzo. "Entonces conduje a todos los chicos al campo de béisbol para que no sufrieran daños por los escombros y cascotes que caían".

Un enorme muro de niebla

Bailey, que vivía desde hace cuatro años en el distrito de Ofunato con su esposa japonesa Mai, recuerda que las sirenas de emergencia que suelen avisar de las inclemencias metereológicas lanzaron su señal cuando el tsunami era ya inminete. Según relata, que cuando miró hacia el mar sólo vió "un muro de neblina". "Debía de ser la especie de nebulosa producida por el agua de la ola, pero era algo extraño y a la vez impresionante", rememora.

"Era como si en medio del mar hubiera habido un gigantesco incendio y por encima de él se hubiera formado una enorme masa de nubes y humo", trata de describir. "En esa masa había todo tipo de cosas flotando; casas, barcos, coches... pero todo parecía minúsculo. Mi cerebro era incapaz de procesar todo aquello".

Bailey recuerda que sus alumnos no paraban de gritar y de llorar mientras se apiñaban junto a sus amigos y que lo único que podían hacer era sentarse y esperar a que la ola gigante se aproximase y pasase de largo, aunque muy cerca de ellos.

Incertidumbre hasta el final

"En realidad no sabíamos si estábamos a salvo. Sólo podíamos permanecer a la espera y rezar porque estuviéramos lo suficientemente algos como para que no nos alcanzase la lengua de agua", explica el profesor.

Afortunadamente, sí lo estaban y el tsunami pasó por el valle que estaba bajo sus pies y tanto él como sus alumnos están bien. Por el momento, los otros 137 estudiantes de segundo grado siguen desaparecidos.

Las casualidades de la vida hicieron que Bailey se encontrase en el centro escolar el día del terremoto. En realidad, era su día libre, pero había acudido para impartir una clase de cricket a sus 42 alumnos y ahora se ha convertido en uno de los incontables héroes anónimos de este desastre en Japón.



No, no se trata de los errores y gazapos del texto, más o menos en la media de lo que se suele leer en Internet.
  Aquí nuestra atención se fija poderosamente en una nueva categoría. La de los “incontables héroes anónimos” que, sin embargo, desde el principio, tienen nombre y apellido.
  Como el profesor Robert Bailey, merecedor de nuestro aplauso y de la eterna gratitud de muchas familias japonesas.
 
No, non si tratta degli errori e refusi del testo, più o meno nella media di ciò che si legge in Internet.
  Qui la nostra attenzione è rivolta a una nuova categoria. Quella degli “incontables héroes anónimos” che però, fin da primo momento, hanno nome e cognome.
  Come il professor Robert Bailey, meritevole del nostro applauso e dell’eterna gratitudine di molte famiglie giapponesi.

2 comentarios:

  1. Anónimos con nombre y apellidos. ¡Muy bueno!
    Eso se debe a que hay unas docenas de frase hechas, se colona una detrás de otra y ya está la crónica.
    Analfabetismo y superficialidad van de la mano.
    Anónimo turolense. ¡Perdón! Soy Álvaro

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  2. Y yo soy N.N., que por muy anónimo no deja de ser mi nombre. ¡Vaya lío!
    Pues eso, saludos de N.N.

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