Con cierta frecuencia me llama algún colega, sobre todo de radio, para preguntarme si conozco o puedo proponerle el nombre de algún italiano representativo, alguien con opinión sobre un tema de actualidad. Se trata, evidentemente, de que alguien dé su versión y opinión con ojos italianos sobre algo del que en Italia se habla y se debate.
Hasta aquí todo normal. Es frecuente que entre colegas intercurran peticiones de esta naturaleza por el lógico conocimiento de quienes son las personas que suelen estar más atentas a lo que acontece allende los Pirineos.
Pero menos lógico, y altamente sospechoso, es que la mayoría de las veces a la petición se añada una coletilla: «Oye: mejor que esté en contra... vamos, que dé caña».
Pues vamos a ver. Si se trata de completar, es decir de ofrecer otra opinión porque ya se tiene alguna en sentido opuesto, favorable a lo que sea, bien. Pero no deja de asombrarme, intrigarme y preocuparme – ¿Seré malicioso? – el hecho de que nunca, o casi nunca, se me pida la indicación de alguien a favor. A favor de qué o de quién sea.
Son los misterios – o no - de esta profesión, siempre en precario equilibrio y con ganas de llevar la contraria. Aún en contra del contrario.

Fin qui tutto normale. È frequente che tra colleghi intercorrano richieste di questo tenore per la logica familiarità con persone che sono abitualmente attente a quanto accade aldilà dei Pirenei.
Ma è meno logico, e altamente sospetto, che nella maggioranza delle occasioni si aggiunga una precisazione: «Senti, è meglio che sia contrario... andiamo, che dia botte».
Vediamo un po’. Se si tratta di completare, vale a dire di offrire un’altra opinione perché se ne ha già qualcuna di segno opposto, favorevole a chicchessia, bene. Ma ciò che continua a stupirmi, intrigarmi e preoccuparmi – sarò malizioso? – è il fatto che mai, o quasi mai, mi si chieda un’indicazione su qualcuno a favore. A favore di qualuqnue cosa o di chicchessia.
Sono i misteri – o no - di questa professione, sempre in precario equilibrio e con voglia di stare contro. Anche contro i contrari.
La prensa va mal y la de papel peor que peor. Y si publicara sólo lo bueno, si montar la gresca, en poco tiempo desaparecería. Es lo que hay y la gente que lee, poca, quiere rña, carnaza, tensión. A lo mejor para ver reflejado su propio cabreo.
ResponderEliminarEsto, sin embargo, no tiene que ver con que ciertos periodistas fuerzan la realidad y montan el circo.
De aquí a la extinción de los periódicos el tramos siempre más corto.
Lucas Romero