Nos vemos, sin fecha ni horario fijo, en algunas pantalla o sintonía radio italiana o española. Y lo mismo ocurre en medios escritos. Tengo la inmensa suerte de no depender de nadie, de no deber nada a nadie y de poder opinar libremente cuando y donde solo yo lo considere oportuno.
«Fatti non foste a viver come bruti, ma per seguir virtute e conoscenza»
«No habéis sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtud y conocimiento»
Dante Alighieri, "La Divina Commedia", Inferno - canto XXVI

lunes, 4 de abril de 2011

(65) Aquí Europa, dígame…
Qui l’Europa, dica…

Hay situaciones en las que un chiste podría sustituir cualquier sesudo editorial, la más documentada columna y hasta la mejor lección magistral de política internacional.
  Este es el chiste que circula por los pasillos de la diplomacia comunitaria, y es aún más actual ahora que estamos metidos en un lío monumental y peligroso en los cielos y mares libios, la que algunos definen injerencia humanitaria y otros llaman guerra. Una intervención común, sí, y sin embargo matizada como siempre por diferentes acentos, por múltiples y a menudo contradictorias interpretaciones. 
  Lo confieso, me hubiese gustado haber concebido el chiste. Me hubiese ahorrado muchas líneas de un artículo, siendo mucho más claro y hasta divertido. Con mucha amargura, naturalmente, para quienes quisiéramos creer en la Unión.
     
Europa tiene finalmente un sólo número de teléfono, como pedía Henry Kissinger: es el número de la jefa de la diplomacia comunitaria, la baronesa Catherine Ashton. Lástima que, cuando se marca, salta a un contestador automático que dice: «Si quiere conocer la posición británica marque 1, para la francesa 2, para la alemana 3, para la italiana 4, para la española 5…».

   
Ci sono situazioni in cui una barzelletta potrebbe sostituire qualsiasi profondo editoriale, la colonna più documentata e la migliore delle lezioni magistrali di politica estera.
  Questa è una barzelletta che circola nei corridoi della diplomazia comunitaria ed è ancora più attuale adesso che siamo immersi in un monumentale e pericoloso pasticcio nei cieli e nei mari libici, quella che alcuni definiscono ingerenza umanitaria e altri chiamano guerra. Un intervento comune, sì, ma ancora una volta dai troppi accenti, dai molteplici e spesso contradditori "distinguo".
  Lo confesso, mi sarebbe piaciuto aver concepito la barzelletta. Avrei risparmiato molte righe di un articolo traendone il vantaggio della chiarezza e di un sorriso. Con molta amarezza, naturalmente, per chi vorrebbe credere nell’Unione.
   
L'Europa ha finalmente un unico numero di telefono, come invocava Henry Kissinger: è il numero del capo della diplomazia comunitaria, la baronessa Catherine Ashton. Peccato che, quando si compone, scatti solo una segretaria telefonica che risponde: «Se vuole conoscere la posizione inglese digiti 1, per quella francese digiti 2, per la tedesca 3, per l’italiana 4, per la spagnola 5...».

3 comentarios:

  1. Anónimo5/4/11 20:50

    La idea de Europa existe desde la antigüedad. Siempre ha tenido problemas, sin embargo este tampoco es el peor de sus momentos. ¿No será que hemos querido hacer Europa sin antes haber hecho a los europeos?
    Martín F.

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  2. Anónimo7/4/11 19:17

    Yo me quedaría con lo que tenemos, a expensas de poder mejorar. No olvidemos que Europa se hizo con la idea de non tener más guerras en el continente. Y eso lo hemos conseguido.
    Virgencita, que me quede como estoy...
    Alicia Romualdo

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  3. Anónimo7/4/11 20:26

    Muy bueno el chiste. Pero quiero sugerir otro problema: que a menudo en un mismo país hay más de una postura, hasta en temas que tendrían que ser más que claros. Me refiero a las llamadas nacionalidades, que lo complican todo.
    Ya me gustaría ser europeo sin acordarme mi lugar de nacimiento.
    Estaba soñando (y pensando en voz baja).
    Joseba

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